sábado, 11 de junio de 2016

David Berkowitz " El hijo de Sam "



 «Sam es muy poderoso y yo le obedecía, es un demonio de cien mil años de antiguedad y esta dentro del perro de mi vecino Sam Carr , el me obliga a matar , yo soy su hijo , soy el hijo de SAM "



David Berkowitz (nacido oficialmente como Richard David Falco) nació el 1 de junio del año 1953, en el archiconocido barrio neoyorquino de Brooklyn. Ya desde bien pequeño las cosas no comenzaron bien para él, ya que fue abandonado como un perro por su madre biológica, y posteriormente adoptado por la familia Berkowitz, formada por el matrimonio de Nat y Pearl.

Siempre fue marginado en el colegio y en la calle por parte de sus amigos y compañeros de aula, por lo que tenía su autoestima por los suelos, hasta el punto de querer aparentar ser un joven autosuficiente e independiente, para que la gente más cercana a él, no lo vieran como se suele decir actualmente, como un "friki".

Fuertes depresiones y bajones emocionales severos, se convertían en cuestión de minutos, en sentimiento de superioridad y ataques de violencia brutales, los cuales trajeron muchos problemas a sus más allegados.

En definitiva, un carácter totalmente atípico para un niño de su edad, algo que con el tiempo se iba a complicar y mucho, dada su escasa fortuna con el género contrario...



Sin embargo el gozaba del amor de su madre adoptiva, y parecía ser que con esto, tenía más que suficiente, hasta que cumplió los 14 años, y ella falleció...

Sin duda esto contado anteriormente, fue lo peor que le pudo pasar al joven David...

Como decíamos anteriormente, dada su escasa fortuna con las chicas de su edad, probablemente porque el chico era bastante feo, unido esto al recuerdo permanente de lo que su madre biológica le hizo cuando lo abandonó como si de una rata callejera se tratara, fue el caldo de cultivo del odio visceral de este hombre hacia las mujeres, hecho que con el tiempo se iba a convertir en algo insoportable para él, y dentro de su cabeza maltrecha, tenía sed de venganza contra ellas, y así fue como comenzó a pensar un plan, un maquiavélico y repugnante plan...




Para conseguir sentirse un poco mejor consigo mismo, decidió comprarse una pistola siendo aún un adolescente, y transcurridos unos pocos años, pensó que debía utilizar dicha pistola del calibre 44, para vengarse de esos seres maravillosos, llamados mujeres...




Claro está que para él no eran maravillosos, más bien diríamos que todo lo contrario, no quería ver a ni una sola mujer, sobre la faz de la Tierra...

Con 23 años recién cumplidos, comenzó su carrera como psicokiller de manual, en pleno centro de Nueva York, sembrando el mayor de los terrores de aquella época en la ciudad de los rascacielos, y con un saldo de 6 asesinatos y 7 intentos, entre los años 1976 y 1977, consiguió saciar su ansia de vengarse de aquellas chicas que no querían saber nada de él, o al menos eso era lo que él creía...


Lo curioso de todo, que ese odio visceral hacia las féminas, se acabó transformando en un odio total hacia toda la sociedad, ya fuesen varones, niños, jóvenes, menos jóvenes, cualquier ser vivo que se cruzara por la acera con él, era candidato a recibir un disparo.

Con el paso del tiempo, se convirtió en un ser despreciable (ahora si), en un déspota, y en un tipo extremadamente frío, capaz de coger su revólver y disparar a cualquier persona, sin importarle su raza, condición o lo que fuese...

La calurosa madrugada del 29 de julio del año 1976, un par de chicas conocidas como Donna Lauria y Jody Valenti, se convertirían sin ellas quererlo claro, en las primeras víctimas oficiales de este monstruo.



Ambas no sumaban ni tan siquiera 20 años de edad...

Se encontraban charlando dentro del coche de Jody, y nuestro protagonista de hoy en la web, se acercó a la ventanilla y descerrajó cinco certeros disparos en las cabezas de las jóvenes mujeres, que obviamente fallecieron en el acto.

Estas fueron como dijimos anteriormente, las primeras desdichadas que acabaron siendo pasto de este ser inmundo...

Eran dos jóvenes preciosas  y a día de hoy sus familias todavía se preguntan, el porqué les tuvo que tocar a ellas dicha desgracia...



El 23 de octubre también del año 1976, le tocó el turno a un hombre, llamado Carl Denaro de tan solo 20 años de edad, el cual recibió un certero disparo en la cabeza, de un modo muy parecido que las anteriores chicas, cuando se encontraba dentro de su coche, charlando con una chica que acababa de conocer en una discoteca de Manhattan.

Ella logró escapar milagrosamente, él no, y aunque no falleció quedó vegetal para el resto de sus días.

Tan solo 4 semanas desde este nuevo intento de asesinato, "El Hijo de Sam" volvió a actuar, y esta vez le tocó el turno a dos jóvenes que no alcanzaban siquiera los 18 años de edad. Las dos chicas volvían de pasar un rato divertido en el cine, a altas horas de la noche, y David las estaba persiguiendo desde hacía rato. Ellas cuando comprobaron que este hombre las estaba siguiendo, comenzaron a acelerar el paso, algo a lo cual él respondió con velocidad, y se acercó a ellas, y como siempre, el mismo modus operandi, apretó el gatillo a bocajarro, y consiguió herir de extrema gravedad a una de las dos niñas, la cual quedó parapléjica para toda la vida.



Nuestro protagonista , dejó de actuar durante un tiempo, y exactamente hasta el día 30 de enero del año 1977, cuando cansado ya de sus fracasos al intentar matar a las personas que se cruzaban en su camino, se propuso que esta vez iba a salir bien, y le salió a medias...

La pareja formada por Christine Freuna y John Diel, regresaban de pasar una noche en el barrio de Queens, cuando charlando en el interior de su vehículo, oyeron unos extraños ruidos, que eran producidos por David, y este una vez más disparó su pistola del calibre 44, esta vez con mejor puntería que las anteriores, y logró que las balas penetraran el cerebro de Christine, la cual falleció en el acto. Su novio John, logró huir y buscó a la policía...

Los mismos cuando supieron del asesinato de esta mujer, comenzaron a investigar y vieron muchas coincidencias entre las muertes contadas anteriormente, y esta de Christine, por lo que ya sabían a quien tenían que buscar... un asesino con un revólver del calibre 44...




En la primavera de 1977, y ya con la policía pisándole los talones, David atacó de forma mortal de necesidad, a la joven de origen armenio Virginia Voskerichian, la cual recibió un certero disparo en la cabeza, que le causó la muerte al instante. Un transeúnte que pasaba por allí, se percató de que algo raro pasaba, y David de manera totalmente fría, pasó por su lado y le dijo textualmente "hola caballero, buenas noches". Como si hubiese salido a la calle a tirar la basura y se hubiese encontrado con un vecino... tremenda, la frialdad de todos los psicokillers de la historia de la humanidad...

Un solo mes después, y siguiendo el mismo modus operandi, pero esta vez acertando de pleno en sus objetivos y de este modo perfeccionando al máximo su "arte de matar", eliminó de la faz de la Tierra, a otros dos jóvenes novios, a los cuales se les acercó cuando se estaban besando en el interior del coche, y les disparó en la cabeza. Ambos murieron en el acto...

Sin embargo, esta vez David Berkowitz en su afán de llamar aún más la atención, dejó una carta junto a los cadáveres, firmando con el seudónimo de "El Hijo de Sam", y reivindicando los asesinatos.

En un plan totalmente chulesco, escribió una carta al periódico "New York Daily News", para decirles textualmente "muy señores míos, agradezco mucho la atención que me están prestando en su diario, y no se preocupen que pronto podrán seguir rellenando el periódico con noticias mías".

Impresionante...



Ya en pleno verano del año 1977, llegaría la última atrocidad de nuestro protagonista de hoy en la web, cuando se dispuso a salir de cacería una vez más, buscando parejitas que como tortolitos se besaban en el coche, bajo la luna, tras disfrutar de una noche de fiesta.

Estos dos "tortolitos", formaban una pareja de novios con nombres Stacy Moskowitz y Bobby Violante, los cuales recibieron una serie de disparos, hiriendo de gravedad a ambos. Tal fue dicha gravedad, que Stacy falleció poco tiempo después de ingresar en el hospital, al tener unas heridas en su cabeza, que las hacían incompatibles con la vida. Bobby no murió, pero se quedó tuerto, y perdió más del 80 por ciento de visión, en su otro ojo.

Un testigo que estaba cerca de la zona, presenció estos horrendos actos, y consiguió identificar a "El Hijo de Sam", cuando huía del escenario del crimen.



Solo diez días después de este asesinato e intento, David Berkowitz fue sorprendido por la policía de Nueva York, cuando se disponía a volver a matar, y detenido y puesto a disposición judicial, acusado de múltiples delitos de asesinato y múltiples delitos de homicidio en grado de tentativa.

Cuando los oficiales de la autoridad procedieron a su detención, uno de ellos le preguntó: "bueno, ahora que te tengo muchacho, me vas a decir quién eres no?", a lo cual el contestó "si agente, soy yo mismo, David Berkowitz, el mismísimo Hijo de Sam".




Durante el proceso previo al juicio definitivo, los agentes quisieron saber el porqué se hacía llamar como "El Hijo de Sam", y él explicó que todo se debía a que el perro de su vecino, de nombre Sam, era un demonio de más de 6.000 años de antigüedad, y que él mismo le daba las órdenes de que tenía que asesinar a personas. Una historia que solo se podría calificar de un modo: una burda y pueril estrategia, para no ser condenado alegando "locura".

Fue juzgado y condenado a la pena de 365 años de cárcel, y enviado a una de las prisiones más seguras del mundo.


Cuando ya estaba en la cárcel amoldado a la vida de la misma, en numerosas conversaciones que tuvo tanto con compañeros suyos de celda, como con periodistas que le hacían entrevistas, afirmó haber sido un seguidor acérrimo de Charles Manson, y además aseguró que él no actuó solo, y que fueron varias las personas, que le ayudaron a matar a aquellas y aquellos pobres muchachos.

Así mismo espetó dos frases realmente sorprendentes y que decían lo siguiente...



"Cuando me detuvieron, realmente fue una pena, ya que me había convertido en una máquina perfecta de matar. Yo soy el diablo en persona, y siento adoración por el satanismo".

"Mis padres adoptivos estaban siempre preocupados por mi comportamiento raro, y además sabían que yo vivía en un mundo totalmente de fantasía y que no podían hacer nada contra los diablos que me atormentaban y controlaban mi personalidad".

Dos frases dignas de un demente de libro...




Imagen actual de "El Hijo de Sam"


Llama mucho la atención, tal y como podéis comprobar encima de estas líneas en la fotografía en cuestión, que actualmente David Berkowitz, que sigue cumpliendo su pena en prisión hasta el día que se muera, esté en un estado tan óptimo, tras llevar ya encerrado más de 30 años. Sin duda es uno de los presos con mejor aspecto, y mejor adaptado al triste y oscuro mundo de la cárcel.

Que por cierto, hace unos cuantos años, varios presos se lo intentaron cargar con navajazos en su cuello, pero logró salvar la vida milagrosamente, a pesar de recibir 50 puntos en su cuello.




viernes, 10 de junio de 2016

Ted Bundy


" Bajo su aspecto tímido, su gran simpatía y su capacidad para dar confianza a los demás, se escondía un peligroso asesino y violador de mujeres y niñas, capaz de cometer atroces crímenes sin mostrar compasión alguna. "


Ted Bundy, antiguo boy scout, no encajaba en el perfil macabro del psicópata





Nació en 1946, hijo de una joven chica soltera que provenía de una familia puritana. Es rechazado por ella durante los primeros años de su vida por ser hijo ilegítimo. Ella (la madre de Ted) trata de disimular a su hijo, que es considerado como una vergüenza para la familia, tratándolo como si fuese su hermano. Bundy se crió en casa de su abuelo, un hombre violento que pegaba a su mujer.

Las secuelas de estos rechazos en la infancia, serían visibles en la adolescencia, a través de su carácter sumamente tímido e infantil y de su tendencia a la soledad. Comienza a aislarse de sus compañeros de juego y adopta un cruel y extraño comportamiento hacia cuanto le rodea, por ejemplo, mutilando los animales que atrapa.

Más tarde cursa estudios de Derecho y colabora en algún partido político trabajando activamente en las campañas. Pero en esa etapa de su vida, decepcionado por una sociedad en la que no encaja, comienza su etapa como asesino en serie.






El primero de sus crímenes tendría lugar en Washington en 1974, cuando ataca a una mujer mientras dormía golpeándola con una barra de hierro. Apenas un mes más tarde asesina a una joven en el mismo campus universitario, llevándose el cuerpo lejos de allí una vez muerta ésta, pero dejando la habitación llena de sangre.

En todos sus crímenes adoptaba un mismo ritual: seguía a la joven víctima por las calles, luego la estrangulaba y la golpeaba en su propia casa. A veces la secuestraba para llevarla a un lugar más seguro. Una vez muerta la sodomizaba con el miembro o con el objeto que tenía más a mano mientras mordía su cuerpo.

Bundy podría considerarse un ejemplo claro de lo que sería un asesino en serie psicópata. No sólo por haber sufrido una infancia traumática, sino porque además su aspecto inspiraba siempre confianza a las víctimas. Si bien al principio cometía sus crímenes por la noche guardándose de un posible testigo que pudiese identificarlo ante un tribunal, poco a poco se iría confiando y abordaría a las futuras víctimas por el día.



Para cometer sus crímenes, Bundy apelaba a la bondad de sus víctimas. Paseaba por los campus universitarios con muletas o con el brazo en cabestrillo, y dejaba que sus libros se cayeran al suelo a la vista de alguna chica. Ellas no podían negarle ayuda a un sujeto que inspiraba confianza y ternura, y le acompañaban hasta su coche. Entonces Bundy las golpeaba con una palanca e iniciaba la pesadilla.

Tras sus primeros crímenes, Bundy comienza a viajar por una buena parte del país: Washington, Utah, Colorado y Florida, dejando a su paso una serie de crímenes y secuestros.

Es arrestado una primera vez el 16 de agosto de 1974 en Utah tras ser identificado por una mujer que meses antes había intentado secuestrar. Se le condena a cumplir una pena de prisión en Colorado, pero logra escaparse antes de ser encerrado y desaparece durante más de dos meses. Dos meses que le servirían para seguir cometiendo espeluznantes crímenes, esta vez tres jóvenes entre las cuales una tan sólo contaba con 12 años.

Es nuevamente detenido en Florida. En el juicio, él mismo se defendería en tanto que abogado, apoyado por un grupo de jóvenes “fans” que reclamaban su inocencia ante las puertas del Juzgado. A pesar de todo, la prueba irrefutable que lo culpó, la aportaría un odontólogo forense, tras comparar las marcas de unos mordiscos en uno de los cadáveres con los dientes de Bundy. Evidentemente ambos moldes coincidían. Después de seis horas de deliberación, el jurado lo condenaría al corredor de la muerte por 14 homicidios de primer grado…







Tenía una fijación especial por asesinar a mujeres jóvenes de pelo oscuro y largo, que le recordaban a su ex novia, la cual lo había rechazado unos años atrás. Pero las jóvenes víctimas vendrían a representar del mismo modo a su madre, por haberlo abandonado de pequeño. El asesino confesaría personalmente a los psiquiatras: “Toda la rabia que he estado desahogando con las mujeres que maté, estaba dirigida contra mi madre”.
Podríamos considerarle como una mezcla entre asesino organizado y desorganizado. Tanto podía mostrarse con una personalidad muy inmadura, dejar indicios en el lugar del crimen, o por lo contrario prepararlo cuidadosamente, seleccionar a las víctimas y dejar pocas huellas.



Él mismo se consideraba un adicto al crimen, y aunque aseguraba que podría dejar de matar en cuanto se lo propusiese, no dejó de hacerlo hasta su detención. Aseguraba no haber matado a 14 mujeres, confesó haber asesinado y violado a 28 mujeres en los años 70.



Los múltiples test psiquiátricos realizados evaluarían una personalidad propia de esquizofrénico: Cambios de humor muy repentinos, impulsivo, sin emociones, afán de protagonismo, ataques de histeria, doble personalidad, inestabilidad emocional, rechazo a la sociedad, ansiedad, depresión, complejo de inferioridad, inmadurez, mentiras que termina por creerse él mismo, obsesivo, egocéntrico, falsa realidad adaptada por él mismo, manía persecutoria…

Bundy esquivaría la muerte durante casi nueve años, agotando todos los recursos judiciales e incluso manipulando a las autoridades. Cual Sherezade de vocación siniestra, ganaba tiempo ofreciendo a los investigadores datos de asesinatos jamás resueltos.


Su crédito negociador se agotó definitivamente el 24 de enero de 1989. Aquella mañana, cientos de personas se arremolinaban en el exterior de la prisión de Starke. Había un ambiente carnavalesco y de júbilo apenas disimulado a la espera de la ejecución de Bundy. Las pancartas rezaban lemas líricos tan inspirados como ‘Las rosas son rojas/ Las violetas azules/ Buenos días, Ted/ Te vamos a matar’.
Se filtraron informaciones de que Bundy empezó a tartamudear cuando vio la silla eléctrica. Él, siempre carismático y petulante, perdió su legendaria compostura cuando llegó su hora. En aquel instante, ni siquiera las cartas de amor que acumulaban polvo en su celda eran un consuelo. Era el momento de saldar deudas con sus viejos fantasmas.


La rosa de Los Vientos imprescindible





miércoles, 1 de junio de 2016

Andréi Románovich Chikatilo " CHIKATILO"





Confesó 53 asesinatos. A sus víctimas las sometía a terribles amputaciones (útero, testículos, ojos, pezones…) que a veces realizaba con sus propios dientes…Fue uno de los asesinos más crueles y salvajes de la historia. Él mismo llegaría a decir: “Yo soy un error de la Naturaleza, una bestia enfadada”

Chikatilo antes de la transformación







Para Chikatilo (arriba, con 22 años), de pequeño, lo más duro fue escucharle hablar a su madre sobre cómo su hermano mayor Stepan fue raptado y devorado.
Nació en Ucrania el 16 de Octubre de 1936, en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonaban en las calles y campos. Lo más cruel para el pequeño Andrei y su hermana era escuchar en el regazo de su madre como su hermano mayor, Stepan, había sido raptado y devorado. Aunque no era un caso aislado en aquellos duros años treinta, el hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca. De hecho no existe ningún documento que informe acerca del nacimiento o muerte de Stepan, pero la manera en  que su madre se los contaba hacía que la historia pareciera verídica.

En la escuela era muy introvertido, incapaz de aceptar su miopía, (sus primeras gafas las tuvo a los treinta años, y hasta los doce se orinó en la cama). Siempre era humillado por los otros compañeros, cualquiera podía decirle lo que fuese y él se limitaba a escuchar y a aguantar. No es de extrañar que con el tiempo, su ánimo se llenase con las lágrimas contenidas y con todas esas injurias. A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer intento sexual, por eyacular en pocos segundos mientras abrazaba una chica; de ahí surgieron los primeros rumores de su impotencia.

Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en Lengua y Literatura Rusa, en Ingeniería y en Marxismo-Leninismo.


Chikatilo tenía problemas de impotencia sexual y a sus 35 años espiaba menores de doce años mientras se masturbaba. Aún así consiguió una esposa y pudo tener descendencia, tal y como se ve arriba.
En 1971, un diploma universitario le dio el grado de maestro. Sentía una creciente atracción por las menores de doce años, y se colaba en los dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo. Más tarde Chikatilo se refugió en el Comunismo, pero su fijación con el dogma político rayaba en la demencia.

A pesar de su problema, pudo encontrar una esposa, y aunque era incapaz de mantener una erección, sí podía eyacular. Logró alcanzar en contadísimas ocasiones la suficiente erección para dejar embarazada a su esposa, pero no dejaba de pensar, que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer. Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. Discreto, vivía con la rigurosa austeridad que corresponde a un verdadero soviético.

En la escuela en la que trabajaba, sus alumnos se reían de él, le apodaban “el ganso” porque sus largos hombros encorvados hacían que su cuello pareciese alargado, y porque lo tenían por tonto. Él no hacía nada por remediarlo, tampoco cuando le empezaron a llamar “maricón”, ni cuando le pegaban arrojándole una manta por encima o cuando lo sacaban de las aulas a patadas. Después de cierto tiempo le adquirió tanto miedo a los chicos que empezó a llevar un cuchillo a su trabajo.

.
El afrodisíaco de la sangre: nacimiento del Carnicero de Rostov


A sus 43 años llevó a una niña de 9 a una cabaña en el bosque, la desvistió con violencia, accidentalmente le hizo un rasguño del que brotó sangre y eso le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada veía que se acercaba más al orgasmo: así, no cesó hasta eyacular sobre su primera víctima…
El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo mató por primera vez a los 43 años. Abordó en la calle a una niña de nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía cómo hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás, pero no lo era. Su flacidez y las burlas de las mujeres que se lo recordaban a cada momento, era más de lo que podía esperar. También se dio cuenta de que su placer no consistía en acariciar los genitales ajenos, sino en maltratarlos.

Dos días después de este crimen la Policía encontró los restos de la niña en el río Grushovka, y cerca de la cabaña de Chikatilo una gran mancha de sangre. Los policías interrogaron al hombre, pero acabaron inculpando a otro agresor sexual, Alexander Kravchenko. Chikatilo era, por las paradojas que marcaban sus actos, más dual que nunca.

Era el típico marido sumiso y asexual. Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso les llevaba a frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo taciturno e inerte que era. Su acusación de haber molestado sexualmente a las estudiantes le costó el trabajo, pero ganó uno nuevo en una fábrica en el que tenía que estar viajando constantemente. Siempre se estaba moviendo, lo cual le ayudaba a escoger sus nuevas víctimas.

Tres años pasarían antes de que Chikatilo asesinara por segunda vez, el 3 de septiembre de 1981. Su segunda víctima fue Larisa Tkachenko de 17 años de edad, la convenció de ir con él al bosque para tener relaciones sexuales, pero fallo en el intento por lo que ella se río de él, esto lo enfureció, perdió el control, estranguló a la mujer y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueó su garganta, le cortó los senos y en su frenesí se comió los pezones. Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo. Dejó el cuerpo sin vida con un palo enterrado. En esos momentos supo que volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que representaba para él el acto sexual supremo.

Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque. Le mutiló los ojos, cosa que se volvería algo común en sus asesinatos, la firma mortal de Chikatilo.


Chikatilo le extirpaba con gran precisión los testículos a los chicos y los ovarios a las chicas. Y a todas sus víctimas, para no encontrarse con sus miradas, les arrancaba los ojos.
Chikatilo asesinó a otras 3 personas ese año, entre ellas se encontraba su primera víctima masculina, Oleg Podzhivaev de 9 años de edad, el cuerpo no se encontró pero Chikatilo afirmó ser el responsable y que le había arrancado los genitales. La Prensa estaba enloquecida con el asesino en serie, el modus operandi era siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los bosques, con indicios de violencia y sadomasoquismo, y en ocasiones les faltaban miembros a las víctimas, que eran siempre niños, niñas y chicas jóvenes. Entre sus presas habían muchos escapados de casa y retrasados mentales, pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda en el laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban familiarizados.


En 1984 asesinó a 15 personas. Mientras el tiempo entre sus asesinatos iba disminuyendo, el número de víctimas iba en ascenso. Chikatilo elegía sus víctimas entre la multitud en estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y con algún pretexto, las convencía para que lo siguieran a alguna zona boscosa. Una vez allí les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta). Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus afilados cuchillos o con los dientes. El útero era extirpado con tal precisión que todos los cirujanos de la provincia de Rosstov pasaron a ser sospechosos en potencia. Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima. En el caso de los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo. También arrancaba los ojos de todas sus víctimas, quizás para evitar encontrarse con sus miradas. En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. En ninguno de los casos se encontraron las partes del cuerpo seccionadas en las cercanías de la escena del crimen.


Estas son algunas de sus víctimas


Además practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blanditas… En 1981, se convirtió en funcionario de abastecimiento de una fábrica, y el trabajo, que le obligaba a recorrer una buena parte de la región, le proporcionaba la tapadera perfecta.

El Instituto Serbsky de Moscú diseñó el perfil de un hombre ostensiblemente normal, probablemente casado, con un trabajo regular, y por el esperma hallado en los cuerpos de sus víctimas, se supo que su sangre era del grupo AB. El 14 de septiembre de 1984, detuvieron a Chikatilo en el mercado de Rosstov, pues en líneas generales encajaba con la descripción del asesino, pero no pudieron demostrar nada más. Chikatilo parecía un hombre respetable, y tras hacerle un análisis de sangre, ésta resultó ser de grupo A. Enseguida fue puesto en libertad sin cargos. Por esas alturas, los archivos de la Policía contenían datos de unos 26.500 sospechosos. Cuando apareció el cadáver número treinta, los periódicos empezaron a dar noticias del posible asesino en serie, quienes todos creían un retrasado mental, a pesar que la Policía no estaba de acuerdo, pues la amplia dispersión del asesino indicaba que éste disponía de un vehículo, factor que en Rusia era eliminativo.

Chikatilo fue acusado de haber robado un rollo de linoleo de su oficina, siete meses después con ese caso aún pendiente, fue arrestado por comportamiento impropio en la estación de autobuses de Rostov, fue sentenciado a 15 días en prisión, pero la Policía creía que él era el asesino, así que compararon la sangre de Chikatilo con el semen encontrado en los cuerpos de las víctimas e inexplicablemente no era el mismo tipo de sangre. Fue sentenciado a un año en cárcel por el robo del linoleo pero el juez simpatizó con él y lo liberó antes. El asesino estaba libre otra vez.

.
Descubrimiento y detención de Chikatilo


Lo capturan a sus 54 años el 20/11/1990. Pese a la preocupación natural que mostró al ser capturado, Chikatilo terminará riendo en algunos momentos del juicio.
El 17 de octubre de 1990, volvió a matar en un bosque cercano a la estación de Donlesjoz. Este crimen absorbió a toda la Policía Local y a una fuerza antidisturbios de 100 hombres. Pero dos semanas después, Chikatilo volvió a actuar, y ésta vez fueron unos 600 detectives los encargados de investigar a lo largo de la línea de los bosques, en dónde montaban guardia tres o cuatro oficiales en los apeaderos más aislados.

El 6 de noviembre de 1990, uno de estos detectives, el sargento Igor Rybakov, vio surgir del bosque un hombre con traje y corbata. Mientras observaba cómo éste se lavaba las manos en la fuente advirtió que tenía un dedo vendado y una mejilla manchada de sangre. Le pidió los documentos y elevó un informe de rutina. Cinco días después encontraban un nuevo cadáver en ese mismo lugar el cual estimaron que llevaba muerto más o menos una semana.

El homicida tenía que haber pasado por la estación, y el culpable no podía ser otro que el sospechoso del informe de Rybakov. Lo arrestaron el 20 de noviembre, sospechoso de haber asesinado a 36 víctimas, todas ellas mujeres y niños. Su esperma, aunque no su sangre, sí era AB.

El fiscal general de la provincia de Rosstov emitiría una orden de detención contra Chikatilo, efectiva a partir del 20 de noviembre de 1990. Y ese mismo día, en efecto, fue retenido por la KGB, mientras éste con paso lento y senil decía “¿Cómo pueden hacerle esto a una persona de mi edad?”. En los interrogatorios, afirmó que simplemente era un ciudadano normal, que no había cometido ningún tipo de delito, y que era objeto de una persecución absurda por parte de la Policía. El 27 de noviembre prometió que estaba dispuesto a aportar pruebas de sus crímenes si no continuaban atosigándole con los interrogatorios que le recordaban los detalles, y dos días después se derrumbó ante un psicólogo a quien acabó confesando 53 asesinatos. Posteriormente guió a los investigadores a los distintos lugares con la esperanza de que el número de muertes lo convirtiera en un “espécimen de estudio científico”.



.
Chikatilo estaba cuerdo y debía morir


El descarado de Chikatilo afirmó ante la Prensa: “Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos”. También, se quitó la ropa y meneó el pene gritando: “¡Fijaos que inutilidad, ¿Qué os pensáis que iba a hacer con esto?!”
Chikatilo escribió una declaración firmada para el Fiscal General, que decía: “Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y he permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad. Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados. Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido. En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil. Ahora que soy mayor, el aspecto sexual no tiene tanta importancia para mí, mis problemas son todos mentales (…) En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de no tener freno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores.” Lo que la Policía dedujo de esta declaración, es que el asesino trataba de buscarse una posible salida alegando enfermedad mental, una obsesión de tratamiento psiquiátrico.



Finalmente, el jurado condenó a Chikatilo a morir de un tiro en la nuca, sentencia que se cumplió el 16 de febrero de 1994.
Los psiquiatras del Instituto Serbsky, no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún trastorno que pudiera impedirle comprender que sus actos estaban mal, actos que siempre eran premeditados. Por esa razón, en octubre de 1991, dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba “legalmente cuerdo”. El juicio de Andrei Chikatilo se iniciaba en abril de 1992, y duraría hasta octubre de ese mismo año. Éste, con la cabeza rasurada, presenció su juicio desde un cubículo de metal. El primer día deleitó a los fotógrafos esgrimiendo una revista porno, pero más tarde, abatido, se quitó la ropa y meneó el pene gritando: “¡Fijaos que inutilidad, ¿Qué os pensáis que iba a hacer con esto?!”

Los jueces no dudaron en anunciar el veredicto que habían nominado: el 15 de octubre de 1992 fue sentenciado a la pena capital. Y así en la prisión de Moscú, el 16 de febrero de 1994, un tiro en la nuca acabó fugazmente con la vida de quien había otorgado una muerte larga y penosa a tantos seres inocentes.


Impresionante narracion del grandisimo Juan Antonio Cebrian ( La Rosa de los Vientos )





Fuente : http://www.asesinos-en-serie.com/