Nos remontamos al 4 de Septiembre de 1971, lago de Cote, Costa Rica.
Un avión militar sobre vuela todo el país, todos los rincones con el único objetivo de elaborar un actualizado mapa topográfico.
Para cumplir esta tarea el avión va equipado con una cámara fotográfica de alta resolución que toma imagenes cada pocos segundos, de este modo todas la regiones del país quedarian registradas.
No se registro ninguna anomalía, pero, sin embargo, cuando los expertos empezaron a ordenar las fotografías obtenidas sobre el lago Cote, observaron algo extraño.
Durante años el suceso quedo relegado al olvido en los ficheros del ejercito, hasta que el investigador Ricardo Vilches, la anomalía volvió a salir a la luz.
El misterio radicaba en una de la imagenes que la cámara , totalmente automática , tomo en el lago Cote. En ella se aprecia un objeto de aspecto discoidal de gran tamaño que emerge de las aguas.
Sin duda alguna el objeto se asemeja a los demás avistamientos de objetos extraños.
A partir de ahí se emplearon miles de horas de análisis y muchisimos expertos trabajaron en el tema.
Los examenes fueron realizados por el físico Richard Heinsz y el astrofísico Jacks Valee, sus informes se añadieron a un impresionante dossier que fue dado a conocer en 1998.
Lo primero que hicieron los especialistas es someter a tratamiento digital la imagen , la cual mostraba un objeto emergiendo del lago, y así tratar de determinar la naturaleza del objeto que aparecía en la fotografía. Tras los análisis se determino que el objeto era real y físico. Además se aporto el testimonio de varios testigos que afirmaban que el objeto emergía de las profundidades.
El siguiente paso consistió en averiguar mas datos sobre el objeto, para ello empezaron a efectuar cálculos, sabían del arco fotografiado así como de su tamaño, calcular las dimensiones del objeto ya era una simple cuestión matemática, gracias a esto determinaron que el tamaño era impresionante, 210 metros de diámetro, aunque lo mas inquietante estaba por llegar.
Los estudiosos conocían el intervalo de tiempo en que la cámara automática tomaba las fotografías y el hecho de que el no identificado solo se adivinara en un fotograma indicaba que había emergido y ascendido a una gran velocidad, nada menos que a 3000 Kilómetros por hora , como mínimo.
No existía nada de ese tamaño que pudiese volar a tal velocidad.
A día de hoy se considera la fotografía Ovni mejor estudiada de la historia.
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